Castillo de Espejo permanece inalterado en el tiempo.
HISTORIA CASTILLO DE ESPEJO. CORDOBA
El Castillo de Espejo ofrece hoy una estampa bellísima al estar ubicado estratégicamente en el punto más alto del pueblo de Espejo en Córdoba y divisar toda campiña que lo circunda.
Dicen que cuando la luna llena sale, la silueta del castillo se recorta sobre la luz pálida y macilenta del astro celeste enmarcando por entero todo el esplendor de la piedra acumulada por el paso de los siglos. Y es entonces cuando empieza la leyenda…
Castillo de Espejo asentado en llanuras de tierras de cultivos ancestrales, laboreadas por romanos y visigodos. Y entre toda esa planicie abrumadora, carente de verticalidad, se divisa, encaramada a lo alto de un cerro, la villa de Espejo, y sobre ella, su castillo.
Una edificación cuyos cimientos más antiguos pertenecen a pueblos y culturas que pasaron por la Bética. Y es que el solar sobre el que se asienta la fortificación, ya estaba habitado cuando las legiones de César, vencieron a los hijos de Pompeyo en la batalla de Munda.
El Castillo de Espejo es de esos inmuebles, que han sido tocados por la mano de la diosa Fortuna, concediéndoles el don de permanecer inalterados en el tiempo. Y llega hasta nosotros con el esplendor que debió de tener ya en el siglo XV cuando se realiza su ultima reconstrucción.
Antes de eso, sabemos que pudo ser una fortaleza califal, realizada sobre los cimientos de los restos romanos, y permaneció activa hasta que Fernando III la recupera para el reino de Castilla en el siglo XIII. Por lo que nos cuentan las crónicas y por lo que aparece en el escudo de la villa, ésta sería entregada a la Orden de Santiago, aunque los Freires no estuvieron en el lugar mucho tiempo (de hecho, no consta el lugar en los anales de la Orden) pues entre finales del siglo XIII y principios del XIV, Pay Arias de Castro, reconstruye parte del antiguo de castillo de Alcalat, que estaba en muy mal estado y semiderruido. Este personaje fue Alcalde de los Reales Alcázares de Córdoba, portero mayor de Andalucía, títulos que entre otros ostentó este cabeza de estirpe de nobles.
Pay Arias es nombrado posteriormente señor de Espejo por Fernando IV, y comienza con la repoblación de las tierras del señorío. Hombre avezado y militar de fronteras, gana reputación en la batalla de Andújar y en el cerco de Baena, siendo nombrado posteriormente alcaide del Alcázar de Córdoba, y embajador de Castilla ante la Santa Sede.
Gracias a este hombre debe Espejo su renacer en época bajomedieval ya que se ocupa no solo de su embellecimiento, sino además de hacer progresar la economía mediante su adecuada repoblación.
Y como todo castillo señorial que se precie, en este Castillo de Espejo, lo que mas resalta es su Torre del Homenaje. Un faro que se observa en la campiña desde kilómetros, debido a su altura con respecto al nivel de los campos circundantes.
Una torre del homenaje que se construye aún en tiempos de guerras fronterizas, y que guarda todos los elementos que caracterizan a este tipo de construcciones, tales como una estrecha escalera de caracol que facilita su defensa y una serie de cámaras que se abre en la misma con la misma finalidad de almacenar hombres y armas para el desalojo de tropas atacantes.
Conforme avanzan los siglos y la frontera se desplaza hacia Granada, las líneas recias del castillo se suavizan y hacen su aparición elementos arquitectónicos mas civiles que militares. Es cuando el castillo comienza su reconversión en residencia.
Su diseño es muy regular, ya que hablamos de un recinto almenado flanqueado por cuatro torres esquineras, también almenadas, y en su interior la Torre del Homenaje y el Patio de Armas.
En su momento, debió de ser una fortaleza formidable, y recia, ya que tanto el grosor de sus muros como el de sus torres es considerable. Además estaba rodeada por un foso que hacía difícil el acercamiento de los enemigos.
Patio, que de hecho tiene un aljibe que se encuentra entre los mejor conservados de España, de posible origen romano, que se utilizaba para el acopio de agua en caso de sitio.
Mas al exterior, hacia el sur, fuera del recinto del castillo en sí, pero en la misma cota, existe una torre con claro carácter defensivo, a la que se llama Torre del Caballero.
Esta torre debió situarse en ese lugar ante lo escarpado del terreno como defensa accesoria del castillo en caso de ataque enemigo. Esta torre hoy se encuentra junto a la iglesia parroquial de San Bartolomé.
El Castillo de Espejo, propiedad desde el siglo XIX de los duques de Osuna, ha servido para residencia de la familia, aunque hoy en día es visitable. Y de hecho, entre ese carácter residencial que tuvo años atrás, junto a dotarlo de cierto atractivo para las visitas turísticas, le han supuesto ciertos añadidos, que si bien le dan mas espectacularidad a la visita, no son elemento propios de un castillo medieval, pero si de una edificación que ha sabido adaptarse a las exigencias del paso del tiempo.
Hablamos por ejemplo de las ventanas geminadas, que son de clara vocación medieval, pero que llevan en la fachada sur, apenas unos años. Por otro lado, es normal, que las visitas quieran adentrarse en los mas profundo de las entrañas del castillo y visitar las mazmorras y otras dependencias que posiblemente estarán cuajadas de historias e historietas.
Si bien, el castillo, ha perdido el aire caballeresco y guerrero que debió tener en los albores del siglo XV, no es menos cierto, que otros tipos de usos, han conseguido acercarlo hasta nuestro siglo manteniendo la esencia de lo que fue, sin caer en el olvido o las ruinas, como tantos y desgraciados ejemplos de nuestro patrimonio nacional.
¿Cuál es la dirección Castillo de Espejo?
Calle San Bartolomé, 36, 14830 Espejo Córdoba